A partir del primer año de vida, los niños experimentan un crecimiento lento y mantenido durante la etapa escolar hasta la adolescencia. Los requerimientos nutricionales varían en función del grado de crecimiento individual del niño, del sexo, de la actividad física, etc. Por este motivo se ha de considerar la edad escolar como una etapa muy sensible a cualquier carencia o desequilibrio nutricional, ya que podría comprometer su correcto desarrollo físico y psíquico.
La adolescencia suele iniciarse a los 12 años, momento en que las necesidades nutricionales aumentan considerablemente llegando a superar las de sus progenitores. A nivel nutricional se recomienda realizar una ingesta variada a razón de las raciones recomendadas para esta etapa. Una vez pasada la adolescencia las raciones tendrán que disminuir en cantidad y mantener el concepto de variabilidad y calidad.